jueves, 8 de enero de 2009

La merienda


Delicia, mi amor. Sé bueno, sé puro. "Desenvuelve tu alma en los siglos de penetración absoluta", te dirán muchos. Yo, en cambio, te diría que no te alejes, que no me dejes. Sí, suena egoista, pero necesito vivir para poder cuidarte, para poder amarte y deshojarte en el camino, hasta que seamos la dulce y espesa miel del néctar del polen, fruto del amor sin desengaños ni desvaríos inoportunos.
Mi delicia, mi amor.

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